27.4.11

el tamaño cuenta!

En un total de 3,5 cm, esta el Cine Venzolano hasta ahora y en adelante. 3,5 cm que valen horas y horas de trabajo y un dolor de nalgas digno de masajes reconfortantes.

Cuando el gato no está...

Los ratones comen venezolano...

arepita con perico

toddy

diablito

voy a por las empanadas...

26.4.11

Cuando creiamos que sabiamos...

LA CENICIENTA


“¡Si ya nos la sabemos de memoria!”,

diréis. Y, sin embargo, de esta historia

tenéis una versión falsificada,

rosada, tonta, cursi, azucarada,

que alguien con la mollera un poco rancia

consideró mejor para la infancia…

El lío se organiza en el momento

en que las Hermanastras de este cuento

se marchan a Palacio y la pequeña

se queda en la bodega a partir leña.

Allí, entre los ratones llora y grita,

golpea la pared, se desgañita:

“¡Quiero salir de aquí! ¡Malditas brujas!

¡¡Os arrancaré el moño por granujas!!”.

Y así hasta que por fin asoma el Hada

por el encierro en el que está su ahijada.

“¿Qué puedo hacer por ti, Ceny querida?

¿Por qué gritas así? ¿Tan mala vida

te dan esas lechuzas?”. “¡Frita estoy

porque ellas van al baile y yo no voy!”.

La chica patalea furibunda:

“¡Pues yo también iré a esa fiesta inmunda!

¡Quiero un traje de noche, un paje, un coche,

zapatos de charol, sortija, broche,

pendientes de coral, pantys de seda

y aromas de París para que pueda

enamorar al Príncipe en seguida

con mi belleza fina y distinguida!”.

Y dicho y hecho, al punto Cenicienta,

en menos tiempo del que aquí se cuenta,

se personó en Palacio, en plena disco,

dejando a sus rivales hechas cisco.

Con Ceny bailó el Príncipe rocks miles

tomándola en sus brazos varoniles

y ella se le abrazó con tal vigor

que allí perdió su Alteza su valor,

y mientras la miró no fue posible

que le dijera cosa inteligible.

Al dar las doce Ceny pensó: “Nena,

como no corras la hemos hecho buena”,

y el Príncipe gritó: “¡No me abandones!”,

mientras se le agarraba a los riñones,

y ella tirando y él hecho un pelmazo

hasta que el traje se hizo mil pedazos.

La pobre se escapó medio en camisa,

pero perdió un zapato con la prisa.

el Príncipe, embobado, lo tomó

y ante la Corte entera declaró:

“¡La dueña del pie que entre en el zapato

será mi dulce esposa, o yo me mato!”.

Después, como era un poco despistado,

dejó en una bandeja el chanclo amado.

Una Hermanastra dijo: “¡Ésta es la mía!”,

y, en vista de que nadie la veía,

pescó el zapato, lo tiró al retrete

y lo escamoteó en un periquete.

En su lugar, disimuladamente,

dejó su zapatilla maloliente.

En cuanto salió el Sol, salió su Alteza

por la ciudad con toda ligereza

en busca de la dueña de la prenda.

De casa en casa fue, de tienda en tienda,

e hicieron cola muchas damiselas

sin resultado. Aquella vil chinela,

incómoda, pestífera y chotuna,

no le sentaba bien a dama alguna.

Así hasta que fue el turno de la casa

de Cenicienta… “¡Pasa, Alteza, pasa!”,

dijeron las perversas Hermanastras

y, tras guiñar un ojo a la Madrastra,

se puso la de más cara de cerdo

su propia zapatilla en el pie izquierdo.

El Príncipe dio un grito, horrorizado,

pero ella gritó más: “¡Ha entrado! ¡Ha entrado!

¡Seré tu dulce esposa!”. “¡Un cuerno frito!”.

“¡Has dado tu palabra. Principito,

precioso mío!”. “¿Sí? -rugió su Alteza.

—¡Ordeno que le corten la cabeza!”.

Se la cortaron de un único tajo

y el Príncipe se dijo: “Buen trabajo.

Así no está tan fea”. De inmediato

gritó la otra Hermanastra: “¡Mi zapato!

¡Dejad que me lo pruebe!”. “¡Prueba esto!”,

bramó su Alteza Real con muy mal gesto

y, echando mano de su real espada,

la descocó de una estocada;

cayó la cabezota en la moqueta,

dio un par de botes y se quedó

quieta…

En la cocina Cenicienta estaba

quitándoles las vainas a unas habas

cuando escuchó los botes, -pam, pam, pam-

del coco de su hermana en el zaguán,

así que se asomó desde la puerta

y preguntó: “¿Tan pronto y ya despierta?”.

El Príncipe dio un salto: “¡Otro melón!”,

y a Ceny le dio un vuelco el corazón.

“¡Caray! -pensó-. ¡Qué bárbara es su alteza!

con ese yo me juego la cabeza…

¡Pero si está completamente loco!”.

Y cuando gritó el Príncipe: “¡Ese coco!

¡Cortádselo ahora mismo!”, en la cocina

brilló la vara del Hada Madrina.

“¡Pídeme lo que quieras, Cenicienta,

que tus deseos corren de mi cuenta!”.

“¡Hada Madrina, -suplicó la ahijada-,

no quiero ya ni príncipes ni nada

que pueda parecérseles! Ya he sido

Princesa por un día. Ahora te pido

quizá algo más difícil e infrecuente:

un compañero honrado y buena gente.

¿Podrás encontrar uno para mí,

Madrina amada? Yo lo quiero así…”.

Y en menos tiempo del que aquí se cuenta

se descubrió de pronto Cenicienta

a salvo de su Príncipe y casada

con un señor que hacía mermelada.

Y, como fueron ambos muy felices,

nos dieron con el tarro en las narices.

Roal Dahl



tomado de:

http://unasolarazon.tumblr.com


ella es genial!

22.4.11


Estas dos semanas están dedicadas a la realización del trabajo sobre el cine venezolano.




Ajá, así me tiene.


¡¡Güerta loca!!

15.4.11

te caiste mamita?

6h15: suena el despertador

6h30: Al baño.

7h05: Caminar a la parada de bus. "Oh! llovio y no me di cuenta".

7h15: Tomar las escaleras para bajar hacia la parada.

7h16: Antepenultimo escalon, juuuaaazzz la converse que resbala. PAFF Paola que cae de nalgas en el borde del antes nombrado tercer-escalon. RRAAAAP, Paola que aterriza al final de las escaleras cual muñeca de trapo, las piernas estiradas espalda recta, bolsa con cupcakes de chocolate por otro lado, botella de agua rodando por ahi.

7h17: Levantarse y verificar que nadie haya visto esta desgracia o al menos poderles decir con un tono militar "HDP DE LA MEJOR CALIDAD, AYUDENME A PARAR"

7h19: Llega el bus y en medio de mi perturbacion no encuentro el euro para pagar.

7h19'49'': No me queda mas que reirme sola de mi propia vida y del inmenso dolor de nalgas.


P.D: Para los no tan HDP, no, no tengo el coxis roto.

5.4.11

porque si hay vida.


hay que vivirla.

Conjunto pantalon-calzon para Victor.



Pantalon


Calzon


Fiesta del chocolate en Le Cannet.
Aunque estos sean macarons artesanales.



Son la muerte!
La muerte de todos los esfuerzos de pilates, caminatas, bicis etc.



Sooo good!


Estas son las soñadas Laura Tood de J.
Encontramos la receta en internet asi que las hice.
Le encantaron a pesar de que siguen sin ser las auténticas.
En el liceo mis colegas masculinos se quieren casar... no conmigo, solo con las galletas.


Hace tiempo mi amiga Clara me regalo flores. Ah si, para el dia de la mujer.
Un gesto que separé en botellitas individuales de martini.
Efecto garantizado en la sala. A pesar de que una de las gerberas
estaba de ala caida.




Harta de estar harta. Un poco de autoirrision